Cuando implementamos una estrategia en redes sociales, normalmente marcamos unos objetivos cuantitativos y otros cualitativos. Los cuantitativos son fáciles de medir, ya sea con herramientas específicas, gratis o de pago, o con las propias estadísticas de cada red social, si las tiene. Simplemente, comparamos los datos de un periodo con los de otro o con los de la competencia.
Por el contrario, los cualitativos son ese ente abstracto que termina por darnos muchos quebraderos de cabeza. El community manager se empeña, y con razón, en convencer al cliente al que le gestiona las redes de que son igual de importantes que las cifras (o en muchos casos más), pero por definición, son los que no se pueden medir. Y eso trae consigo algunos problemas.